La candidiasis intestinal, también conocida como SIFO (Small Intestinal Fungal Overgrowth), es una infección fúngica causada por Candida, un hongo que normalmente vive en nuestras mucosas. Cuando la Candida se desequilibra, puede proliferar y convertirse en una forma agresiva que afecta el intestino, la piel, las uñas y otros órganos, causando problemas de salud al destruir las bifidobacterias. Estos problemas pueden incluir aftas, mal aliento, molestias digestivas, hinchazón y fatiga.
La Candida tiene la capacidad de cambiar de una forma de levadura no invasiva a una forma de hifa invasiva, lo que le permite penetrar las paredes intestinales y provocar inflamación, contribuyendo al desarrollo del síndrome del intestino permeable. Este síndrome permite que toxinas, microbios y partículas de alimentos no digeridos atraviesen la pared intestinal hacia el torrente sanguíneo, desencadenando respuestas inmunitarias y potencialmente contribuyendo a enfermedades autoinmunes. La resistencia de la Candida a los antifúngicos comunes, como el fluconazol, es otra preocupación creciente, ya que hace que el tratamiento sea más complicado y subraya la importancia de abordar las causas subyacentes de la candidiasis.
Las causas principales de la candidiasis intestinal incluyen una debilidad inmunológica, que puede resultar de enfermedades crónicas, tratamientos prolongados con antibióticos o medicamentos inmunosupresores. Además, una dieta alta en azúcares y carbohidratos refinados, el estrés crónico y el tabaquismo también son factores que pueden favorecer su desarrollo. Estos hábitos contribuyen al desequilibrio de la flora intestinal, creando un ambiente favorable para el sobrecrecimiento de Candida.
Además, esta afección no solo afecta la salud física sino que también puede estar relacionada con problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad, debido a la interacción entre el intestino y el cerebro, conocida como el eje intestino-cerebro. Un sistema inmunológico fuerte es esencial para mantener la Candida bajo control. Para fortalecer la inmunidad, es crucial la ingesta adecuada de vitamina D, zinc y otros micronutrientes esenciales. Por otro lado, el diagnóstico de la candidiasis intestinal puede ser complicado, ya que sus síntomas pueden confundirse fácilmente con otros trastornos digestivos. Sin embargo, pruebas específicas como la medición de los niveles de Candida en el intestino, a través de análisis de heces o exámenes de sangre, pueden ayudar a confirmar la presencia de esta infección.
Una combinación de apoyo con suplementación nutricional, corrección dietética y antifúngicos es crucial para tratar esta afección. Reducir el consumo de azúcares refinados, lácteos, gluten y alimentos acidificantes puede ayudar a controlar la candidiasis crónica. Además, es fundamental incorporar alimentos ricos en prebióticos y probióticos, como verduras de hoja verde, ajo, cebolla, y yogur natural, que fomentan un equilibrio saludable de la flora intestinal.