La reconocida dieta cetogénica o también llamada “Keto” pone su énfasis en el consumo de las grasas buenas, funciona principalmente para colocar el cuerpo en cetosis, que es un estado metabólico donde el cuerpo quema su energía de las grasas en lugar de los carbohidratos.
La población ha grabado a fuego en el subconsciente la idea de que las grasas son “malas y engordan”, siendo un conocimiento erróneo y obsoleto, las hay saludables y las hay perjudiciales.
Las grasas de calidad tienen funciones muy importantes para el organismo e incluso son todavía más esenciales cuando se sufren ciertas enfermedades.
Algunas de las funciones de las grasas de calidad ecológicas son:
–Antiinflamatorias.
-Recubren y protegen nuestros órganos.
-Regulan el sistema hormonal.
-Proporcionan energía muscular y neuronal.
-Forman parte de las membranas celulares.
–Transportan lípidos en sangre.
-Imprescindibles en estructuras vitales.
–Absorven vitaminas.
Ejemplos de grasas saludables ecológicas:
Aceite de oliva, aceitunas, aceite de coco, aceite cáñamo, manteca de cacao, manteca de cerdo, guee o mantequilla de pasto, aguacate, huevos, frutos secos, semillas de lino, de sésamo, de calabaza, chía, panceta ibérica conservada a la sal, hígado de cordero, jamón de bellota.
Por contra, existen una serie de grasas que hay que evitar porque son perjudiciales:
Las hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas, las trans, las oxidadas y las sometidas a altas temperaturas. Las encontramos en galletas, magdalenas, repostería, pastelería, salsas, aperitivos, helados, margarinas, ciertos chocolates, cereales de desayuno, pizzas, croquetas, palomitas, patatas chips y fritos.
La dieta cetogénica recomienda un consumo de:
75% de grasa de calidad
20% de proteínas de calidad
5% de carbohidratos
Esta dieta se creó para ayudar a personas con epilepsia y hoy también se realiza para personas con Diabetes, Párkinson, Alzheimer, Autismo, Cáncer y para la pérdida de peso.
Los alimentos que excluye esta dieta son el gluten, los cereales, las legumbres, patatas, azúcares, edulcorantes, leche, alcohol, frutas (excepto los frutos rojos), productos de soja y aceites vegetales como el girasol, colza, cáñamo, maíz, soja, margarina.
Cabe destacar lo que le ocurre a nuestro cuerpo cuando comemos un 75% de grasas saludables al realizar correctamente la dieta cetogénica supervisada por un profesional:
Se convierte en el combustible principal del organismo.
En el estado de cetosis nutricional reciclamos y generamos nuevas mitocondrias que son las centrales energéticas de las células.
Sensibilizamos la insulina y reducimos la oxidación e inflamación intestinal y sistémica.
Se produce un cambio metabólico, aportándonos flexibilidad metabólica y antienvejecimiento.
Ayunamos y promovemos la autofagia, que es el proceso de limpieza celular, evitando acumular proteínas viejas como ocurre en el Alzheimer y el cáncer.
Desactivamos genes que generan enfermedad (epigenética).