80% de células inmunitarias en intestino

El sistema inmunológico desempeña un papel esencial en la defensa del cuerpo contra patógenos y antígenos, y una sorprendente proporción de este sistema se encuentra en el intestino. De hecho, entre el 70% y el 80% de las células inmunitarias del cuerpo residen en esta región. Este alto porcentaje es fundamental para protegernos de los numerosos agentes potencialmente dañinos que ingresan a nuestro organismo a través de los alimentos y el ambiente.

El intestino es un órgano complejo que se compone de diversas estructuras clave, cada una con una función específica en la protección inmunológica:

  1. Mucosa intestinal: Esta capa interna del intestino actúa como una barrera física y química, impidiendo que patógenos y sustancias nocivas atraviesen hacia el torrente sanguíneo. Además de su función como barrera, la mucosa también secreta moco que contiene inmunoglobulinas, como la IgA, que neutralizan a los patógenos.
  2. Microbiota intestinal: La microbiota está formada por billones de microorganismos que habitan en el intestino. Estos microorganismos no solo contribuyen a la digestión de los alimentos, sino que también desempeñan un papel esencial en la maduración y regulación del sistema inmunitario. Un microbioma equilibrado es clave para prevenir enfermedades autoinmunes y reducir la inflamación.
  3. Tejido linfoide asociado al intestino (GALT): Este tejido es una parte fundamental del sistema inmunológico, ya que alberga células inmunitarias especializadas que vigilan continuamente el contenido intestinal en busca de patógenos y otros agentes extraños. El GALT es crucial para montar respuestas inmunitarias rápidas y efectivas, siendo una primera línea de defensa ante infecciones intestinales.

Por lo tanto, cuidar la salud intestinal no solo es esencial para una buena digestión, sino que también es clave para mantener un sistema inmunológico robusto. Una dieta equilibrada, rica en fibra y probióticos, junto con un estilo de vida saludable, son factores determinantes para preservar este equilibrio y, en consecuencia, fortalecer nuestras defensas naturales.

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